13 Oct Cuando los científicos públicos olvidan la compasión
Cuando los científicos públicos olvidan la compasión: Involcan, la rendición de cuentas y el deber de comunicar con responsabilidad
Artículo de opinión
Por Sharon Backhouse
Hace una semana, un intercambio en redes sociales volvió a reabrir heridas en La Palma. Luca D’Auria, científico sénior de Involcan, respondió a un vecino local que había perdido su casa en la erupción del volcán Tajogaite de 2021 con un comentario que muchos en la comunidad consideraron impactante. Vecinos se han puesto en contacto con nosotros a través de nuestro foro *VolcanoStories* para pedir comentarios y análisis, solicitando su destitución.
Un reciente intercambio en redes sociales ha generado preocupación en La Palma, Islas Canarias. El Dr. Luca D’Auria, un destacado científico de Involcan, escribió en Facebook que “sangraba por los ojos” al ver un artículo que se había publicado. Antonio Rodríguez, un residente afectado por la erupción del Tajogaite en 2021, comentó con amargura que él “sangraba por los ojos” al ver que D’Auria seguía en la nómina pública. El científico respondió: “…entonces espero que sangres también por otros lados, ¡así cobro más!”
Para alguien que perdió su casa en la erupción, ser objeto de burla en esos términos por parte de un científico financiado con dinero público no es solo cruel: es corrosivo para la confianza pública.

Este no es un desliz aislado. Durante los últimos cuatro años desde la erupción, las interacciones de Involcan en redes sociales han sido acusadas repetidamente de arrogancia e insensibilidad hacia quienes fueron directamente afectados. Muchos palmeros recuerdan el tono de algunos comunicados del instituto tras la erupción como despectivo, incluso burlón. Con Tenerife acogiendo la semana pasada el mayor simulacro volcánico de Europa —coincidiendo con este intercambio—, esas heridas no resueltas han vuelto a abrirse.
Vecinos de La Palma nos enviaron capturas de pantalla de otros comentarios insensibles realizados por el Dr. D’Auria en redes sociales desde la erupción del Tajogaite.
Hablamos con Antonio Rodríguez para preguntarle cómo le hizo sentir la interacción en redes sociales. Nos dijo: “Yo es que con este señor no puedo ni verlo porque ha sido muy grosero hacia los afectados del volcán. Porque una cosa es que conteste a los comentarios y otra muy diferente es que insulte y yo creo que ya hemos sangrado suficiente para seguir sangrando más, como él dice, para él poder seguir cobrando su sueldo. Espero que en algún momento tomen medidas con este personaje.”
Responsabilidad en el servicio público
Involcan no es un centro privado de investigación. Como empresa del Cabildo de Tenerife, financiada con dinero público, tiene el encargo de salvaguardar la seguridad ciudadana en una de las regiones volcánicamente más activas de Europa. Su personal, ya sea en laboratorios o ante los medios, no solo ostenta autoridad científica, sino también un deber de cuidado en la manera en que se dirige al público —especialmente a las víctimas de desastres.
IAVCEI, la Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra, publicó directrices sobre la comunicación de los científicos: “IAVCEI promueve el diálogo en todos los niveles dentro de la comunidad científica local y entre las partes interesadas durante los periodos intereruptivos. Desarrollar una comunidad científica y social cooperativa, unida y bien entrenada es la forma más eficaz de afrontar las crisis volcánicas.” (Giordano et al., 2016). Según esos estándares, los comentarios de D’Auria no serían simplemente “inapropiados”; plantearían dudas sobre su idoneidad para seguir representando a una institución pública.
En la mayoría de los países europeos, los funcionarios o científicos de instituciones públicas están sujetos a estrictos códigos de conducta. En el Reino Unido o Francia, por ejemplo, burlarse de las víctimas de un desastre en una plataforma pública casi con certeza desencadenaría un proceso disciplinario. Las universidades e institutos de investigación de Norteamérica también sancionan al personal que socava la confianza pública o denigra a los ciudadanos. Las sanciones pueden ir desde una amonestación hasta la suspensión o incluso el despido, dependiendo de la gravedad.
Por qué importa
Algunos podrían restarle importancia a esto, considerándolo una disputa personal en redes sociales. Pero las palabras de los funcionarios importan. En emergencias volcánicas, la confianza en las instituciones es tan importante como los datos científicos. Si los ciudadanos se sienten menospreciados o ridiculizados, es menos probable que crean en esas mismas instituciones durante una emergencia.
La erupción de La Palma en 2021 dejó cicatrices profundas. Miles de personas perdieron sus hogares, tierras o medios de vida. La recuperación aún no se ha completado. Para esas comunidades, cada muestra de insensibilidad es como echar sal en la herida. Un comentario en línea hecho por un científico sénior no es “solo una broma”; es una traición a la compasión que merecen las víctimas por parte de quienes cobran fondos públicos para protegerlas.
Qué debe cambiar
Algunos vecinos piden ahora la destitución de D’Auria. Independientemente de si el Cabildo de Tenerife adopta esa medida, está claro que hace falta una reflexión seria. Involcan debe afrontar la cultura comunicativa que ha permitido que se hagan comentarios de este tipo —y que, hasta ahora, hayan pasado sin consecuencias—.
Esto implica:
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Establecer códigos de conducta claros para el personal, incluido el uso de redes sociales.
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Formar a los científicos en comunicación del riesgo y empatía, no solo en precisión técnica.
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Crear mecanismos para que las víctimas puedan expresar sus preocupaciones sin ser ignoradas o ridiculizadas.
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Y, sobre todo, demostrar públicamente que la compasión no es opcional en el servicio público.
Cuando ocurre un desastre, la gente busca no solo conocimiento científico, sino también humanidad. El papel de organizaciones como Involcan no es simplemente medir temblores o modelar coladas de lava; es ayudar a las comunidades a afrontar el trauma y la incertidumbre. Eso requiere autoridad, sí, pero también humildad, empatía y respeto.
Si quienes representan a nuestras instituciones públicas no pueden cumplir con ese estándar básico, la cuestión no es si deben disculparse, sino si deben seguir ocupando sus cargos.
Nos pusimos en contacto con la Presidencia del Cabildo de Tenerife y con Involcan para solicitar comentarios, pero no recibimos respuesta. Añadiremos a este artículo cualquier reacción si la obtenemos. También hemos invitado a Antonio Rodríguez a comentar si lo desea.
En general, la gestión de emergencia de la erupción ha sido criticada por ser demasiado lenta y excesivamente cautelosa, lo que provocó que el nivel de alerta volcánica no se elevara a rojo antes de que comenzara la erupción. La gestión de la emergencia fue coordinada por PEVOLCA, en la que Involcan, como miembro invitado —y, por tanto, el Dr. D’Auria como científico sénior— participó activamente. Puedes leer nuestra cobertura abierta y en curso sobre la erupción de 2021 y la reconstrucción en La Palma aquí.
¿Cuál es el papel de Involcan en la vigilancia volcánica y la divulgación?
El IGN (Instituto Geográfico Nacional de España) es la institución nacional legalmente responsable de la vigilancia volcánica. Sin embargo, el Cabildo de Tenerife creó también Involcan como una empresa pública hace más de una década, encargada de la vigilancia volcánica y la divulgación a la población local. Aunque su nombre sugiere que es una “institución”, Involcan, como empresa pública del Cabildo, no ha estado sujeta al mismo nivel de transparencia y supervisión exigido a otros organismos financiados con fondos públicos.
Según el plan de emergencias volcánicas de Canarias (PEVOLCA), Involcan es invitada al Comité Científico para compartir sus datos en momentos de crisis volcánica junto con otras entidades. PEVOLCA también establece que el Gobierno de Canarias es responsable de preparar a la población ante una posible erupción futura.
A lo largo de los años, Involcan ha recibido “importantes” fondos públicos para programas de divulgación destinados a informar a la población sobre el riesgo volcánico y promover la preparación, a través de iniciativas como *“Canarias: una ventana volcánica en el Atlántico”*. Nos hemos dirigido dos veces este año al portal de transparencia del Cabildo de Tenerife para preguntar específicamente cuánto dinero ha recibido Involcan durante la última década para sus programas de divulgación y cuál ha sido el éxito de esos programas. Aún no hemos recibido respuesta.
La financiación actual parece estar incluida en su proyecto “TFRESILIENCIA” (*Fortalecimiento de la resiliencia municipal en Tenerife frente al riesgo volcánico), con un presupuesto de 123.000 euros, aunque las posibles aportaciones adicionales de municipios y otras islas no están claras.
De manera anecdótica, los programas de divulgación de Involcan han tenido una “escasa asistencia”. Los residentes de La Palma se quejan de haber estado “mal preparados” para una erupción, lo que plantea interrogantes sobre el éxito de la labor divulgativa de Involcan en el pasado.
Referencias
IAVCEI Task Group on Crisis Protocols. *Toward IAVCEI guidelines on the roles and responsibilities of scientists involved in volcanic hazard evaluation, risk mitigation, and crisis response.* Bull Volcanol 78, 31 (2016). [https://doi.org/10.1007/
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